Sembrando Sostenibilidad: Reflexiones sobre el Panorama Agroalimentario de Argentina

A raíz de la reciente reunión del Consorcio en Bariloche, profundizamos en el sistema alimentario y de uso de la tierra de Argentina, la necesidad de reformas y colaboración público-privada, y los nuevos desafíos por delante.

Paisaje de verano en la Patagonia.

Authors: Federico Frank (INTA), Maria Diaz (SDSN).


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Six years modeling sustainable food systems

Desde su creación en 2017, el equipo FABLE de Argentina, liderado por Fundación Bariloche y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), ha sido un miembro activo del Consorcio. El equipo ha contribuido a hitos clave, como impulsar la primera Edición Especial, como parte del Comité Editorial, brindar orientación estratégica a través del Consejo Asesor de FABLE , y promover constantemente colaboraciones con otros equipos.. Recientemente, el equipo asumió la responsabilidad de organizar la 13ª Reunión del Consorcio FABLE en Bariloche, Río Negro, en la región de la Patagonia. La reunión proporcionó un espacio para que destacados expertos en alimentación y uso de la tierra presentaran el camino de Argentina hacia la construcción de un sistema sostenible de alimentos y uso de la tierra, poniendo en relieve historias exitosas y desafíos actuales.


Actuales desafíos políticos en Argentina.

Rodrigo Rodriguez Tornquist, exsecretario de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación, se unió al primer día y compartió su perspectiva sobre el estado de situación: "El panorama ha evolucionado significativamente desde que comenzamos a visualizar trayectorias hacia 2050. Inicialmente, la principal preocupación de los gobiernos se centraba en el cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero. Hoy, los desafíos se han multiplicado". Algunos de estos desafíos incluyen la pérdida de biodiversidad, crisis geopolíticas, altos niveles de deuda, debilitamiento del multilateralismo y disrupciones tecnológicas, entre otros. En medio de estas complejidades, estamos presenciando una fragmentación de los debates en agendas separadas, a menudo descuidando la inclusión de los actores interesados.


Foto cortesía de Ailin Caceres, Fundación Bariloche.

Involucrar a las partes interesadas en el escenario actual plantea un dilema único. Al acercarnos a ellas, debemos reconocer que luchan con numerosas crisis y presentar otro problema requiere una cuidadosa navegación. Para abordar esto, hemos aprendido que la comunicación efectiva se vuelve primordial. Debemos transmitir que los problemas en cuestión no son preocupaciones aisladas, sino un problema compartido que afecta la supervivencia misma de la especie humana. En esta realidad interconectada, todos están implicados y la colaboración es esencial.

Al examinar los desafíos en la gobernanza del cambio climático, necesitamos encontrar formas de fortalecer la coordinación y colaboración dentro de los gobiernos. Los tradicionales compartimentos separados que dividen los ministerios de economía, sociales, agricultura y clima obstaculizan el progreso. Los grupos de trabajo iniciados por el Ministerio de Ambiente de Argentina buscaron abordar esto, haciendo hincapié en la urgencia de actuar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, incluso si los beneficios se obtendrían en el futuro. Sin embargo, persisten inconsistencias en determinar si el objetivo principal es la reducción de emisiones o el aumento de la producción.

En este panorama económico cambiante, el sector financiero tiene un papel crucial en promover el cambio. Existe un argumento para integrar la degradación ambiental y destacar los riesgos financieros de la inacción. El carbono, un problema hace tres décadas, constituye ahora un mercado de 2 mil millones de dólares. Hoy en día, el gasto global total en sistemas energéticos y de uso de la tierra deberá aumentar en 3,5 billones de dólares al año, cada año, para llegar a cero emisiones netas en 2050. Por lo tanto, un enfoque integrado no es solo una preferencia sino una necesidad, dada nuestros limitados tiempo y recursos. Aunque productos financieros innovadores como los mercados de carbono y los intercambios de deuda muestran esperanza, la falta de condiciones habilitadoras requiere una nueva visión política, liderazgo y acuerdos internacionales para su implementación efectiva. En última instancia, el verdadero desafío no radica en la escasez de recursos, sino en las barreras organizativas, lo que subraya la necesidad de encontrar incentivos, instrumentos y acciones para impulsar un cambio significativo.


Producción agrícola. La Pampa, Argentina.

El granero del mundo: detrás de escena.

Argentina es una potencia agrícola mundial. Las exportaciones provenientes de la producción de cultivos y ganado han aumentado constantemente en las últimas cuatro décadas, alcanzando la cifra sustancial de 80 mil millones de dólares anuales. A lo largo de los años, el sector agrícola ha lidiado con la apremiante necesidad de aumentar la productividad, mejorar la eficiencia por unidad de área y expandir la tierra agrícola. Pero hoy, explica Marcos Easdale (agrónomo, IFAB), "surge un nuevo dilema en la dicotomía entre aumentar la producción de alimentos, ya sea mediante la extensión de la tierra agrícola o mejorando la productividad, y los desafíos planteados por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el bienestar animal, la promoción de dietas saludables, la soberanía alimentaria, la urbanización y el papel tecnocrático predominante de la ciencia".

La investigación debe alinear su enfoque hacia una reforma socioecológica de los sistemas agrícolas y territorios, que responda a los desafíos socioeconómicos actuales. En Argentina, hay un problema significativo de desigualdad subyacente en una concentración dispar de la propiedad de la tierra. El último censo agrícola muestra que se han asignado 207 millones de hectáreas para la producción de alimentos, con un 86% destinado a la agricultura y la silvicultura. El país cuenta con 250 mil establecimientos, de los cuales el 82% son propiedad de agricultores individuales y el 11% de empresas. La imagen cambia cuando nos centramos en la distribución de la tierra, el 40% de la tierra asignada para la producción de alimentos es propiedad de empresas. Los agricultores sólo representan el 1,5% de la población económicamente activa del país.

Afortunadamente, Argentina cuenta con una gran cantidad de emprendedores y científicos que lideran la forma en que abordamos los sistemas sostenibles de alimentos y uso de la tierra. Ignacio "Kini" Roesler, de la Fundación Bariloche y galardonado con el Premio Whitley para la Conservación de la Naturaleza 2021, compartió su experiencia en la preservación de especies de aves en peligro de extinción en la región de la Patagonia. La fundación basó inicialmente su estrategia de conservación en la gestión de la tierra, pero explicó cómo enfrentó resistencia de las comunidades locales. Al interactuar con ellas, colaborar y adaptar su estrategia, introdujeron una certificación de "Buenas prácticas" para incentivar a los productores a preservar estas aves. Esta iniciativa no sólo protegió a las especies, sino que también diversificó las ganancias a través de ecoturismo y bonos verdes.


Kini Roesler fue galardonado con el Premio Whitley para la Conservación de la Naturaleza 2021por sus amplios esfuerzos para revivir al Macá Tobiano al borde de la extinción. Foto de Whitley Fund for Nature (WFN)..

Juan Maximo Magnoni, co-fundador de EDRA Global compartió sus perspectivas sobre la creación de activos digitales para buenas prácticas agrícolas. Al incentivar a los productores mediante un sistema de tokens vinculado a prácticas sostenibles, EDRA fomenta la adopción de enfoques respetuosos con el ambiente. Magnoni destacó el papel transformador de las empresas de procesamiento de alimentos, utilizando certificaciones y programas basados en el abastecimiento sostenible, para diferenciarse y demostrar su compromiso con la sostenibilidad.


Juan Maximo Magnoni, cofundador de EDRA Global, hablando en la Reunión del Consorcio FABLE en Bariloche. Foto cortesía de Ailin Caceres (Fundación Bariloche).

Mirando al futuro. ¿Qué sigue para Argentina?

Si bien la reciente victoria electoral del candidato libertario Javier Milei introduce una ola de incertidumbre para la comunidad científica en Argentina, aún queda espacio para un optimismo cauteloso. La campaña de Milei prometió eliminar el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y privatizar el CONICET, una destacada institución de investigación en América Latina. Argentina ha navegado por tiempos difíciles en el pasado, incluida la experiencia bajo la presidencia de Mauricio Macri, cuando los recortes presupuestarios y la degradación de las instituciones científicas se combinaron con cuestionamientos sobre el papel de la ciencia en la sociedad. Sin embargo, la resiliencia ha sido una característica distintiva de la comunidad científica, y existe el potencial de un diálogo y colaboración constructivos para dar forma al futuro. A medida que la nación enfrenta estas incertidumbres, puede haber oportunidades para que las partes interesadas se unan, abogando por el papel esencial de la ciencia y la innovación en el progreso de Argentina.


La reunión del Consorcio concluyó con una caminata por la montaña y una experiencia de observación de aves en Cerro Otto. Foto cortesía de Ailin Caceres (Fundación Bariloche).